En las veladas, tiritando camina
Por los senderos de su vasta soledad
Aullando por veredas clandestinas
La peregrina y auténtica verdad
Por los caminos resecos y agrietados
Buscando en torno el hálito perdido
Dando reposo al pecho dolorido
Halló la eternidad.
Lejos del hombre, apátrida del mundo
Fiel navegante ansiosa de otra orilla
Pidiendo a Dios e hincando la rodilla
Suelo fecundo halló en el estelar
Y la verdad pidió ser armonía
Del universo la fragante rosa
En el atardecer ser luz de día
Y en el jardín de Dios ser mariposa
Y así se despidió de un mundo
Que sin pensar, dormía
jueves, 17 de septiembre de 2009
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